Esta entrada del blog viene a raíz de una larga espera en urgencias de pediatría. Cuando estás allí hay un amplio abanico de personas, situaciones y relaciones, desde las que para unos son lo mas normales, hasta las mas raras... Esta que os cuento no es nada extraña, pero una sencilla frase me hizo reflexionar mucho; delante nuestro, una madre y su (supongo) hijo. Él tendria unos 7 años, malito encima de la madre, ella lo acariciaba, le besaba, le cantaba. Se ponen a hablar del cole y, entonces, llega la pregunta, la madre le dice; ¿quien es el mejor de vuestra clase en matemáticas? Es una pregunta sencilla, simple, sin ninguna trampa, lo sé, pero ¿os habéis parado a pensar todo lo que lleva esta simple pregunta detrás? Un niño de unos siete añitos, despertando en el tema académico, hasta hace poquito sus dias de colegio serían de juegos, rincones y, por desgracia, fichas, un niño que debe estar descubriendo un mundo desconocido para él de horas interminables en la silla, de pizarras verdes y tizas, de horas de estudio sin juego... y ya su madre de forma inocente le somete a tal presión de saber quien es el mejor en matemáticas! ya empezamos con la comeptitividad, el poder de superación, el querer ganar antes de jugar...
¿Relamente queremos este mundo? Solo conseguiremos cambiarlo si sustituimos estas horrorosas frases que no hacen ningún bien a nadie. ¿Quien es el mejor en matemáticas? ¿quien es la mas lista? ¿quién ha sacado mas excelentes?..................... y un sifin de preguntas tontas, necias, que a menudo preguntamos a los niños sacandolos de sus fantasias y sus mundos maravillosos donde la competencia no existe... poco a poco se desvanece :(
Hasta pronto! ;)
